En Bolivia, las Muñecas sin rostro alzan la voz joven contra la violencia hacia la mujer
Un trozo de cartulina recortada con forma de mujer. Arropar la cartulina con un vestido o una falda y una blusa hechos de papel de color o de retazos de tela; o ponerle una bermuda con una polera… o una pollera y una manta; luego toca hacerle los cabellos con hebras de lana negra, morada o roja, formando una melena larga, poniéndole un adorno colorido, o formar un par de trenzas y colocar un sombrero sobre esa cabeza que no tiene un rostro. Mientras se la construye se va hilando su historia.
“A nuestra muñeca no le gustaba socializar mucho, era una adolecente; había causas para su aislamiento, sufría diferentes tipos de violencia y discriminación por ser indígena; parece muy trágico, pero sufría violencia sexual. No tenía una buena relación con su madre. Es algo muy trágico, pero al final terminó quitándose la vida. Sí, había una cosa que le gustaba: escribir, cuando lo hacía sentía que estaba hablando con su padre; él había fallecido”, relata Rita (nombre ficticio).
La adolescente tiene 17 años, vive en el municipio de Batallas de La Paz y participó en el taller Muñecas sin rostros, la metodología implementada en Canadá desde 2012 y que ahora se desarrolla en Bolivia para sensibilizar y reflexionar con jóvenes (varones y mujeres) sobre la violencia contra la mujer y las niñas; ¿el objetivo?, fomentar la discusión y la toma de acciones entre todas y todos para prevenirla.
“En Bolivia trabajamos sobre la igualdad de género y esto nos lleva a entrar en la lucha contra la violencia contra las mujeres y niñas, un tema de importancia crítica para Canadá y nuestro programa de cooperación en el país”, explica Eliane Moser, consejera y jefe de cooperación de la Embajada de Canadá en Bolivia.
La forma es la metodología de las Muñecas sin rostro, que Canadá implementó desde que en 2010 comenzó visibilizar la violencia contra las mujeres y niñas indígenas, víctimas de desapariciones y asesinatos. Se reunió a familiares y amigos de éstas para que ellos elaboraran con sus manos, en medio de las historias de las víctimas, al menos 600 muñecas de fieltro sin rostro, que representan a esas mujeres desaparecidas y asesinadas y el compromiso de la sociedad canadiense de no olvidarlas, pero, sobre todo, de actuar para prevenir esa situación. Con la colección, Canadá organiza exposiciones de arte itinerante.
“Hay dos elementos clave en la relación de amistad entre Canadá y Bolivia para traer la metodología: la importancia de la igualdad de género, somos aliados en esa lucha y la historia de nuestros países integrada con los pueblos indígenas. En ambos países hay un esfuerzo, tal en Bolivia más avanzados, del conocimiento del valor de los pueblos indígenas”, indica Moser.
Y quienes contribuyen a Canadá con esta iniciativa en Bolivia son Oxfam, Plan Internacional, Unicef y Save the Children.
En Batallas, Rita, junto con otros adolescentes, construyó la historia de la muñeca sin rostro a través de experiencias que vieron en su entorno familiar o entre amistades y conocidos.
“Son cosas que les pasan a las personas; con esas experiencias formamos la historia de la muñeca. Decidimos darle características de una mujer indígena porque son las más discriminadas y vulneradas en sus derechos. No nos sorprendió que su historia fuera tan trágica porque inconscientemente asumimos que las ellas viven esa realidad”, explica.
Andrea, de 19 años, vive en Pucarani, también participó en uno de los talleres. “Me hizo percibir la realidad de manera diferente. Se tocan temas de mujeres a partir de una realidad que yo no conocía. Sabía que había violencia y vulneración de derechos, pero no que se expresaban así”, expresa.
Participó en la construcción de dos muñecas sin rostro. La primera fue formada con la historia de una niña de su pueblo que “murió a manos de sus inquilinos”. La segunda, de una compañera de colegio asesinada por su novio. “Fue un caso de feminicidio pero las autoridades no hicieron nada; se quedó así, una vida interrumpida”, cuenta.
Después de participar en la metodología, una decisión se apoderó de ella: comenzar a hablar sobre la violencia en todos sus espacios, sobre todo desde el punto de vista de la prevención, para “aprender a reconocerla y denunciarla”. “Decidí que en el momento que se me dé la oportunidad decirles a las mujeres que denuncien si son blanco de violencia, porque a raíz de que muchas callan se dan los feminicidios”, dice.
Por el momento habla en su ámbito familiar y con algunos amigos. Las personas de su edad son más perceptivas; las mayores, por lo que vio hasta ahora, “muchas justifican la violencia”. “Cuando hablo del tema, trato de adaptar mi conversación al grupo con el que estoy”, añade. Pero, ante todo, el objetivo es que Andrea no provoque, sin pretenderlo, que los varones se sientan acusados o agredidos, pero sobre todo que la misma Andrea no los vea como enemigos, sino como aliados.
Norma Chávez, educadora de Plan Internacional, explica que un componente fundamental de la metodología es la equidad e igualdad de género para que las jóvenes no vean a los varones como enemigos, sino como aliados. “Es importante que los varones se identifiquen como aliados porque se van sensibilizando y concientizando respecto a ciertas prácticas que vulneran los derechos de las mujeres y niñas”, explica.
Norma añade que los facilitadores que guían los talleres están conscientes de que generalmente las historias reales con las que se construyen las Muñecas sin rostro son desgarradoras, por lo que para proteger a los jóvenes se aplica constantemente una contención psicológica. “Mientras se hacen los relatos se lleva a cabo un proceso de contención psicológica grupal. Si la historia es muy fuerte, se hace la contención de manera individual; después del taller, se conversa con el líder o lideresa y se los apoya”, afirma.
Plan Internacional, a través del proyecto Arriba, trabajó la metodología con 224 adolescentes de áreas rurales de La Paz que crearon 24 muñecas, señala Emma Donlan, directora de la organización. Save the Children y Unicef aplicaron la metodología en San Borja, Riberalta, El Alto y Cochabamba con al menos 100 adolescentes, según informa Marianela Montes de Oca, directora en el país de Save the Children. Oxfam trabaja con las ONG Gregoria Apaza, IFFI y Colectivo Rebeldía que impartieron tres talleres en El Alto, Cochabamba y Santa Cruz, indica Lourdes Montero, coordinadora de programa Bolivia.
Mañana 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, la Embajada de Canadá y estas organizaciones se reunirán para mostrar
(Facebook Unicef) las muñecas sin rostro hechas por manos de mujeres y varones jóvenes de Bolivia . Que las historias con las que dieron vida a esas muñecas no queden en el olvido.
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